Gastritis: Mejorarla desde la salud intestinal

La gastritis es una inflamación de la mucosa gástrica que afecta a millones de personas en España. Aunque sus síntomas son ampliamente conocidos —ardor, náuseas, distensión abdominal o pérdida de apetito—, pocas veces se aborda desde una visión integral que tenga en cuenta el papel de la microbiota intestinal en la evolución y el manejo de esta patología.

Tipos de gastritis: síntomas, causas y cómo identificarlas

La gastritis es una afección que se produce cuando la mucosa que recubre el estómago se inflama. Aunque muchas veces se habla de forma general sobre "tener gastritis", lo cierto es que existen distintos tipos clínicamente definidos, cada uno con características, causas y tratamientos específicos. Identificar correctamente el tipo de gastritis es fundamental no solo para aliviar los síntomas, sino también para prevenir complicaciones como las úlceras o la atrofia gástrica.

Uno de los tipos más frecuentes es la gastritis aguda, que se caracteriza por una inflamación rápida y de corta duración. Este tipo de gastritis suele estar provocada por factores externos como el consumo excesivo de alcohol, ciertos medicamentos antiinflamatorios (como el ibuprofeno o el naproxeno), infecciones puntuales o situaciones de estrés físico intenso, como una cirugía o un traumatismo importante. Los síntomas más comunes incluyen dolor intenso en la parte superior del abdomen, náuseas, vómitos e incluso, en algunos casos, sangrado digestivo. El tratamiento consiste principalmente en eliminar el agente irritante y seguir una dieta suave, junto con protectores gástricos si el caso lo requiere.

Por otro lado, la gastritis crónica es una inflamación que se mantiene durante meses o incluso años. Es menos llamativa en sus síntomas, pero más peligrosa si no se diagnostica a tiempo. La causa más habitual en España es la infección persistente por Helicobacter pylori, una bacteria que coloniza el estómago y altera su equilibrio. Otras causas incluyen enfermedades autoinmunes, el consumo mantenido de ciertos fármacos, el tabaquismo o el alcohol. Los pacientes con gastritis crónica suelen referir una sensación de ardor o molestia constante, digestiones lentas, saciedad precoz o pérdida del apetito. Esta forma de gastritis puede evolucionar hacia una atrofia de la mucosa gástrica, con riesgo a medio plazo de anemia o incluso lesiones precancerosas si no se trata adecuadamente.

La gastritis erosiva representa un subtipo en el que la inflamación de la mucosa es tan intensa que comienza a dañar su superficie, generando pequeñas lesiones o úlceras. Este tipo puede ser agudo o crónico y es común en personas sometidas a estrés fisiológico severo (como pacientes hospitalizados), así como en consumidores habituales de AINEs o alcohol. Clínicamente puede manifestarse con dolor abdominal, pero también con signos de sangrado digestivo como la presencia de sangre en el vómito o heces oscuras. Es fundamental un diagnóstico precoz y un tratamiento dirigido a proteger la mucosa y eliminar la causa que está generando el daño.

Por último, existe la gastritis atrófica, una forma avanzada de gastritis crónica en la que se pierde progresivamente el tejido glandular del estómago. Esto afecta la producción de ácido y enzimas digestivas, lo que dificulta la digestión y la absorción de nutrientes esenciales como la vitamina B12. Puede deberse a una infección por H. pylori no tratada o a una respuesta autoinmune en la que el cuerpo ataca sus propias células gástricas. Los síntomas pueden ser más sutiles y a menudo incluyen fatiga persistente, problemas digestivos leves pero constantes, y anemia. Este tipo de gastritis requiere seguimiento médico, ya que puede predisponer al desarrollo de lesiones más graves si no se trata correctamente.

Cada tipo de gastritis requiere un enfoque distinto, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento. Por eso es fundamental acudir a un especialista en digestivo ante cualquier síntoma persistente y realizar las pruebas necesarias, como una endoscopia o el test de Helicobacter pylori. En algunos casos, una intervención temprana puede marcar la diferencia entre una molestia pasajera y una enfermedad digestiva crónica.

Síntomas comunes de la gastritis

Los síntomas de la gastritis pueden variar en intensidad y frecuencia dependiendo de la causa, la evolución del proceso inflamatorio y la tolerancia individual de cada paciente. Algunas personas pueden experimentar molestias muy evidentes, mientras que en otros casos los síntomas son más sutiles o incluso ausentes hasta fases avanzadas. Sin embargo, existen manifestaciones clínicas que se consideran típicas en la mayoría de los casos.

Uno de los síntomas más característicos es el ardor estomacal, también conocido como pirosis. Esta sensación de quemazón suele localizarse en la parte superior del abdomen o en la boca del estómago, y puede empeorar después de las comidas o durante la noche. En ocasiones, se acompaña de regurgitación ácida o sabor amargo en la boca.

El dolor en la zona epigástrica, es decir, en la parte superior central del abdomen, también es muy frecuente. Este dolor puede variar desde una molestia leve hasta una sensación punzante o persistente que interfiere con la vida diaria. En algunos casos, el dolor se alivia al comer, pero en otros se intensifica tras la ingesta de alimentos, especialmente si son irritantes o grasos.

Las náuseas son otro síntoma habitual, y pueden aparecer de forma aislada o ir acompañadas de vómitos. Este malestar digestivo suele estar relacionado con la inflamación de la mucosa y la ralentización del vaciamiento gástrico. Si los vómitos se repiten con frecuencia, pueden dar lugar a deshidratación o pérdida de peso.

Muchas personas con gastritis refieren una sensación de saciedad precoz, es decir, sienten que el estómago se llena rápidamente con poca cantidad de comida. Esta sensación suele ir acompañada de pesadez, digestiones lentas y cierta intolerancia a las comidas copiosas o muy condimentadas.

En casos más avanzados o cuando existe una gastritis erosiva, pueden aparecer signos de sangrado digestivo. Uno de los más importantes es la presencia de heces oscuras o alquitranadas (melena), que indican sangrado en la parte alta del tracto digestivo. También puede observarse vómito con restos de sangre, lo que requiere atención médica inmediata.

La pérdida del apetito es otro síntoma frecuente, aunque menos específico. Puede estar causada por el malestar general que produce la gastritis, así como por la alteración del funcionamiento gástrico. En fases crónicas, esta pérdida de apetito puede traducirse en adelgazamiento y deficiencias nutricionales.

Reconocer estos síntomas es fundamental para consultar a un especialista de forma temprana, realizar un diagnóstico adecuado y comenzar un tratamiento que permita reducir la inflamación, proteger la mucosa gástrica y evitar posibles complicaciones.

¿Qué papel juega la flora intestinal en la gastritis?

Aunque tradicionalmente la gastritis se ha relacionado con factores como el estrés, el consumo de ciertos medicamentos o la infección por Helicobacter pylori, en los últimos años la comunidad científica ha comenzado a prestar cada vez más atención al papel que desempeña la flora intestinal —o microbiota— en el mantenimiento de la salud gástrica. La relación entre el equilibrio microbiano del intestino y las afecciones del estómago, incluida la gastritis, es más profunda de lo que se pensaba.

La flora intestinal está compuesta por billones de bacterias beneficiosas que participan activamente en funciones digestivas, inmunológicas y de protección de las mucosas. Cuando existe un desequilibrio en esta microbiota, conocido como disbiosis, se produce una alteración en la barrera que protege al tracto gastrointestinal, volviéndolo más susceptible a la inflamación, las infecciones y los efectos nocivos de sustancias irritantes. En el caso concreto de la gastritis, esta desregulación puede intensificar los síntomas e incluso favorecer su aparición o su cronificación.

Además, se ha demostrado que una flora intestinal sana contribuye a modular la respuesta inflamatoria del organismo. Esto resulta clave en procesos como la gastritis, donde la inflamación mantenida de la mucosa gástrica es uno de los principales problemas. Una microbiota equilibrada ayuda a reducir la producción de compuestos proinflamatorios, favoreciendo un entorno digestivo más estable y resiliente.

También es importante tener en cuenta que algunos tratamientos para la gastritis, como los antibióticos usados contra H. pylori o los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), pueden dañar significativamente la microbiota intestinal. Esto crea un círculo vicioso en el que el tratamiento de la enfermedad contribuye, al mismo tiempo, a la alteración de las defensas naturales del aparato digestivo, empeorando el cuadro o dificultando su recuperación.

Por todo ello, el abordaje moderno de la gastritis empieza a considerar la salud de la flora intestinal como un factor clave. El uso de probióticos específicos y prebióticos, así como de alimentos funcionales diseñados para restaurar el equilibrio microbiano, se presenta como un complemento muy útil en el tratamiento de la gastritis, especialmente en los casos con síntomas persistentes o recaídas frecuentes.

Proteger y regenerar la flora intestinal no solo ayuda a aliviar síntomas como el dolor epigástrico, la acidez o la digestión lenta, sino que también refuerza el sistema inmunológico, mejora la absorción de nutrientes y contribuye a una recuperación más completa y duradera del sistema digestivo.

¿Qué puedes hacer para mejorar la gastritis?

Desde un enfoque médico-nutricional, el tratamiento debe ser integral y personalizado. Incluye:

  1. Revisión de la causa principal (test para H. pylori)
  2. Adaptación de la dieta: Evitar alimentos irritantes, procesados, cafeína, alcohol.
  3. Incorporar alimentos probióticos y prebióticos para regenerar la flora intestinal
  4. Reducción del estrés, que impacta directamente en la función gástrica.
  5. Uso de suplementos específicos, bajo recomendación profesional.

 ¿Y los probióticos? FLORA LIV como apoyo complementario

En este contexto, productos probióticos como FLORA LIV pueden ser útiles como apoyo en el abordaje integral de la gastritis. Se trata de una bebida funcional que contiene más de 10 mil millones de bacterias vivas por porción, especialmente diseñada para restablecer el equilibrio de la microbiota intestinal.

📌 FLORA LIV de FuXion puede contribuir a:

  • Mejorar la tolerancia digestiva
  • Reducir la inflamación del tracto digestivo
  • Aumentar la protección inmunológica desde el intestino
  • Favorecer la regeneración de la mucosa gástrica

Flora Liv Fuxion

¿Cómo se toma FLORA LIV?

Para obtener todos sus beneficios, se recomienda disolver el contenido de un stick de FLORA LIV en un vaso de agua fría, aproximadamente 180 ml, y consumirlo inmediatamente. El momento más adecuado para su ingesta es por la mañana, en ayunas, justo al comenzar el día. Esta pauta no es casual: durante las primeras horas del día, especialmente tras el periodo nocturno de ayuno, es cuando la mucosa gástrica suele estar más vulnerable, y también cuando los síntomas de la gastritis se presentan con mayor frecuencia, como el ardor estomacal, las náuseas o el dolor epigástrico.

Tomar FLORA LIV en ayunas favorece una acción más directa sobre el sistema digestivo, permitiendo que los probióticos lleguen en mejores condiciones al intestino y comiencen a actuar sobre el equilibrio de la flora intestinal desde las primeras horas del día. Su uso diario, dentro de un enfoque integral de cuidado digestivo, puede ser especialmente útil para personas con gastritis crónica, sensibilidad gástrica o antecedentes de disbiosis intestinal.

Además, al tratarse de una bebida de agradable sabor y fácil preparación, puede integrarse fácilmente en la rutina matutina sin generar molestias ni requerir condiciones especiales.

Cuida tu estómago desde la raíz

La gastritis no se soluciona únicamente con fármacos. Es necesario abordar las causas de fondo, adoptar cambios nutricionales y trabajar sobre la salud intestinal. Una microbiota fuerte es una barrera natural frente a la inflamación crónica. Y ahí es donde FLORA LIV puede marcar una diferencia.

Si sufres de gastritis recurrente, no normalices el dolor. Apoya tu recuperación con una alimentación adecuada y soluciones naturales que regeneran tu sistema digestivo desde el interior.

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